Una crisis no sólo económica

Una crisis no sólo económica

Este año ha estallado la primera gran crisis de la economía globalizada; una etapa del capitalismo ha agotado su capacidad creadora

por Luigino Bruni

publicado en: Città Nuova n.24/2011 del 25/12/2011

Borsa_Francoforte_ridEste año ha estallado la primera gran crisis de la economía globalizada. Esta crisis nos dice que una etapa del capitalismo, la del capitalismo individualista-financiero, ha agotado su capacidad creadora e innovadora y por lo tanto debe evolucionar rápidamente. Las finanzas creativas e innovadoras han permitido al Occidente industrializado (Estados Unidos y Europa) aumentar su nivel de vida a pesar de que en los últimos 20 años su economía real entró en una profunda crisis a causa del legítimo crecimiento de China, Brasil e India.

Pero la crisis económica de estas últimas décadas hunde sus raíces en una crisis más profunda, occidental, espiritual, social y motivacional. De esta segunda crisis se habla poco, demasiado poco, pero si Europa y Estados Unidos no son capaces de superar la falta de entusiasmo y de hambre de vida que hace tiempo se insinúa en sus personas e instituciones, no habrá medidas económicas o reformas financieras capaces de sacarnos de ahí. A la economía, antes que los gobiernos y las instituciones, la mueven las pasiones y los ideales de los ciudadanos que hay que relanzar hoy en un nuevo humanismo, que responda al nihilismo consumista con nuevos valores capaces de futuro y de felicidad individual y pública. El excesivo endeudamiento privado (EEUU) y público (Europa) no es la causa de la crisis, sino su efecto, puesto que nos hemos endeudado ciertamente por despilfarro, vicios civiles y mala administración, pero también por algo más serio.

En un mundo en el que las relaciones y las comunidades se empobrecen, respondemos a estas nuevas carestías de bienes relacionales consumiendo más cosas y cuando el dinero se acaba o nos lo ofrecen a bajo costo, nos endeudamos. También creamos (en los países del sur de Europa) un estado hipertrófico como respuesta, equivocada, a la necesidad de salvar algo de la comunidad de la que todavía sentimos una cierta nostalgia en el ADN de nuestras culturas meridionales.

Nos espera un  2012 difícil y lleno de retos, porque esta crisis no es de las que pasan pronto. Pero, como ocurre en todas las crisis individuales y colectivas, las épocas difíciles y duras pueden convetirse en un tiempo favorable para echar mano de nuestras energías más profundas y tal vez redescubrirnos mejores.


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