De corazón a corazón: costes y beneficios

De corazón a corazón: costes y beneficios

Editoriales - Sociedades evolucionadas

por Luigino Bruni

publicado en Città Nuova n.3 - 2010

Algunas empresas, organizaciones y asociaciones dan publicidad a los eventos que organizan enviando un email a miles de personas. Con un solo clic consiguen llegar a miles de personas,regalo_ridahorrando tiempo y dinero en relación a los métodos arcaicos de hace años (teléfono, correo …). Sin embargo después muchas veces estos eventos se desarrollan en salas medio vacías, a las que sólo asisten algunos de los miles de contactos. ¿Por qué ocurre esto?  Reducir costes no siempre es positivo desde el punto de vista social. Cuando recibimos la misma invitación a una conferencia que cientos de personas, a veces con un encabezamiento anónimo: “distinguido / estimado señor”, somos muy conscientes de que esa invitación apenas ha costado unos segundos de tiempo y esa es una de las razones por la que nos deja indiferentes. En cambio, si recibimos un email personal o, mejor aún, una carta o una llamada telefónica, sabemos que ese mayor coste y esfuerzo que exige esa forma de comunicación es también un signo de un mayor interés por nosotros.

Esto es expresión de una tendencia más general en las relaciones humanas. Pensemos, por ejemplo, en la gramática relacional de los regalos. Si cuando recibimos un regalo sabemos que no ha costado mucho (en términos de tiempo y/o dinero), tendemos a no apreciarlo. Este es el principal motivo que explica la existencia de una norma social de alcance universal: no hay que reciclar los regalos para hacer otros “regalos”. Si queremos alcanzar objetivos hay que hacer inversiones. Si queremos que alguien supere la fuerza de inercia que ejerce la televisión de plasma que, “gracias” a mercado nos ofrece cada vez más programas, y salga de noche para participar en un encuentro cultural o espiritual, tenemos que invertir tiempo y esfuerzo. En caso contrario no superaremos la barrera del sonido de nuestra sociedad de consumo y nuestras señales se perderán en el magma de tantas señales que nos llegan superficialmente cada día.

Debemos aprender a recuperar la comunicación cara a cara: reducir el número de llamadas, de emails y de SMS y usar ese tiempo para llamar a la puerta de alguien. Los frutos de esta inversión de tiempo son muy abundantes, entre otras cosas porque en una sociedad cada vez más virtual, el encuentro humano de corazón a corazón se está convirtiendo en un bien escaso y por ello de mayor valor.


Imprimir   Correo electrónico