A más dinero, ¿más compromiso?

A más dinero, ¿más compromiso?

Comportamientos virtuosos

por Luigino Bruni

publicado en Città Nuova n.3/2011

Reparto_maternitUn adjunto de un hospital milanés ha tenido la idea de mejorar la higiene de los sanitarios premiando con 3.000 euros al año a los enfermeros que se laven bien y con frecuencia las manos.

La higiene es un problema serio para cualquier hospital, pero se convierte en crucial en el caso de los cuidados intensivos con neonatos. Un adjunto de un hospital milanés ha tenido la idea de mejorar la higiene de los enfermeros instalando cámaras en los lavabos y premiando con 3.000 euros al año a los enfermeros que se laven las manos con frecuencia y bien (durante un minuto).  Los datos parecen darle la razón, ya que algunas enfermedades (sobre todo la sepsis) han pasado del 10% al 7%.

Muchas veces los investigadores eligen enfermeros para realizar estudios acerca del efecto de los incentivos monetarios, puesto que en esta profesión, considerada una de las más “vocacionales”, el uso de la moneda da lugar a controversias. De hecho, cuando se introduce el dinero en comportamientos regidos por otras normas sociales, los resultados que se obtienen son ambivalentes.

Volviendo a los enfermeros de Milán, ¿cómo podría evolucionar esta historia con el tiempo? Supongamos, por ejemplo, que el año que viene el adjunto tiene que reducir o quitar el premio que obtienen los enfermeros más limpios. Los estudios y observaciones sugieren que cabría esperar una reducción de los comportamientos virtuosos, ya que los incentivos monetarios funcionan mientras duran y no alcanzan el objetivo de interiorizar las normas. Cambiando de tercio, si comenzamos a pagar a un joven por un servicio que antes realizaba gratis, a partir de ese momento ya no será posible volver a la gratuidad inicial. Otro efecto probable (spillover) será el “contagio” a otras zonas contiguas: podría ocurrir que los enfermeros pidieran incentivos monetarios por escuchar bien a sus pacientes o tal vez por sonreír a los niños.

Pero no hay que ver con recelo la introducción de cualquier tipo de incentivo monetario en trabajos “vocacionalmente sensibles” (prácticamente casi todos). El dinero puede reforzar las motivaciones intrínsecas de las personas cuando llega como un “premio”, de manera imprevista y no pactada contractualmente, como expresión de aprecio y reconocimiento por la calidad y la seriedad del trabajo. Estas serán las nuevas fronteras del trabajo, donde tendremos que juntar vocaciones y contratos, gratuidad y dinero.


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