Economía civil y de comunión. ¿En qué se diferencian?

Economía civil y de comunión. ¿En qué se diferencian?

Economia civil y de comunión

por Luigino Bruni
publicado en Città Nuova n.1/2010

La economía civil es una tradición de pensamiento que considera el mercado y la empresa no son el reino del interés individual sino un asunto de reciprocidad y de fraternidad. Solo interpretando así la economía podemos decir que la Economía de Comunión (EdC) es verdadera economía y no una experiencia marginal promovida por algunos empresarios buenos para tapar los agujeros de la economía que cuenta. Es una novedad que no puede encuadrarse en el esquema dualista “con ánimo de lucro” y “sin ánimo de lucro” típico de la tradición capitalista.

Cuando leemos la EdC desde la perspectiva cultural de la economía civil, ésta se convierte en el paradigma de las empresas “proyecto” (que no están a favor ni en contra del beneficio), típicas de la economía civil, en las que los empresarios son constructores de proyectos compartidos, en los que el beneficio es un elemento más.

Al mismo tiempo, la EdC y la espiritualidad de la que nació, nos ofrecen también las categorías teóricas para dar contenido a la economía civil: reciprocidad, gratuidad, fraternidad, bienes relaciones. Palabras todas ellas “aprendidas” observando la vida de los empresarios, trabajadores y pobres del proyecto EdC. Así pues, sin la experiencia y la espiritualidad de la EdC probablemente (al menos por mi parte) el contenido teórico de la economía civil sería hoy más pobre y desde luego distinto; sin la elaboración de la economía civil, la EdC tendría menos dignidad científica, sería considerada como una anómala excepción y le faltaría el carácter universal que le da la perspectiva de la economía civil.


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