El papel no basta

Contra la crisis

por Luigino Bruni

publicado en Famiglia Cristiana el 21/08/2011

Logo_Famiglia_CristianaYa es evidente que el sistema capitalista está viviendo su crisis más grave. Lo que esta “segunda oleada” nos muestra es que no se trata únicamente de un fracaso de los mercados financieros (como se creía en 2008-2009) ni tampoco de una fase natural de recesión del ciclo económico. Hoy está en juego la naturaleza misma del capitalismo que hemos mantenido en pie durante las últimas décadas. Un capitalismo que ha crecido apalancado sobre una enorme deuda privada y pública que se ha hecho insostenible.

La crisis griega fue el primer jirón en un vestido que parecía de lujo. Al tratar de zurcir ese desgarro periférico nos hemos dado cuenta de que al tirar del hilo nos quedábamos con un ovillo en la mano, pues poco a poco se deshacía toda la trama del tejido (el sistema económico global).

Metáforas aparte, la crisis griega tenía ciertamente un componente excepcional, pero los mercados están comprendiendo, aunque de manera confusa y a veces contradictoria, que detrás de todo esto hay una dimensión estructural de la economía contemporánea, es decir un excesivo endeudamiento de los estados sin garantías, que plantea dudas muy serias y preocupantes sobre la sostenibilidad del precioso juguete que habíamos construido durante estos últimos 30 años.

Un juguete que se llama capitalismo financiero globalizado. El excesivo endeudamiento es global y estructural. Sin duda afecta a Italia, pero también y no con menor gravedad a los Estados Unidos, Francia y Japón, es decir al corazón del capitalismo contemporáneo.

En estos días, tanto en Italia como en Francia, se está hablando de introducir en la Constitución la obligación de que las cuentas públicas no tengan déficit. Ciertamente algo hay que hacer para reducir la deuda pública, pero sin hacernos ilusiones en el sentido de que sea suficiente modificar el artículo 81 de la Carta Magna para resolver el grave problema de la no sostenibilidad de nuestro modelo de desarrollo. Se trata de plantear sacrificios serios y para todos, ya que esa deuda se ha hecho enorme no sólo por el despilfarro sino también por el excepcional alargamiento de la duración media de la vida, que ha hecho saltar el sistema sanitario y de pensiones.

Así pues, es necesario un nuevo pacto social donde se vuelvan a diseñar los derechos y deberes de todos y cada uno.


Imprimir   Correo electrónico